viernes, 9 de agosto de 2019

Goblin Slayer:



Memorias imborrables


Los dioses tiraron los dados para decidir el destino de unos aventureros, y lamentablemente para ellos, los dados, no les acompañaban, el Swordsman, acabo mutilado, la witch, imploro por su muerte, deseo que fue concedido por la daga del Goblin slayer, una pieza que los dioses, sólo observan, sólo se salvaron la Priestess, que tal vez por agradecimiento  curiosidad, decidió seguir al Goblin slayer y la Fighter, quedó en un estado de trauma, que nunca se pudo recuperar, eso es lo que se pensaban, pero los deseos de los dioses, son inexplicable, y tal vez por compasión, por lástima o por que, quería ver si es que sufría, volvieron a tirar los dados para colocar de nuevo a la fighter, en el tablero.
La lluvia, caía sobre una aldea, y en un templo, una joven sacerdotisa de hábitos blancos, cabello rojizo, que le llegaba hasta los hombros, el cual tenía amarrado con una cola de caballo, ojos verdes oscuros, estaba haciendo la comida junto con otras sacerdotisas, sus expresión era de alegría, ya que le gustaba hacer ese quehacer, mientras estaba pelado las papas, entró la sacerdotisa superiora del templo, junto con una joven de piel blanca, ojos oscuros, pelo de color negro, y largo, el cual le llegaba hasta la cintura y el cual lo tenía atado atado con una cola de caballo, vestía con una túnica blanca.
La sacerdotisa de pelo rojizo, observó a aquella chica, la joven, había llegado al templo, hace algunos meses atrás, lo que había averiguado de ella, es que fue una aventurera primeriza, que había sido atacada por los goblin. La joven sacerdotisa, miró los ojos de aquella aventurera, aún tenía aquella expresión de muerta en vida, la misma que tenía cuando había llegado al pequeño templo de la aldea.
—Superiora, ella me puede ayudar—la joven sacerdotisa, le dijo a la superior del templo. 
—Buena idea, jovencita—La superiora, estuvo de acuerdo con la joven sacerdotisa, y mirando a la chica de los ojos muertos, le dijo que fuese ayudar a la joven de pelo rojizo.
La joven de ojos muertos, afirmó y fue a asentarse junto con la joven sacerdotisa de pelo rojizo.
La sacerdotisa, miró a la joven, desde que la vio entrar al templo, había querido hablar con ella, aunque en aquellos momento, la joven, no sabía cómo comenzar.
—Buenas, ¿cómo ha estado? —Empezó hablando la sacerdotisa.
La joven de ojos muertos, miró a la sacerdotisa, y afirmó con su cara.
—No hablas muchos—La sacerdotisa, cerró sus ojos y suspiro, luego pensó, «Soy estúpida, vaya manera de empezar una conversación»
La joven, observó observo el cuchillo que estaba utilizando para pelar, y se de pronto le vino la imagen de su compañera, con el puñal de un goblin, clavado en su cuerpo, este recuerdo, hizo que botase su cuchillo y se parase asustada por sus recuerdos, y con lagrima, salió de la cocina, esto hizo que las sacerdotisa, se preocupasen por aquella aventurera.
La joven, corrió hacia su habitación, y cerró la puerta, y se sentó en un rincón de la habitación, con sus piernas recogidas, sus manos sujetando las y sus cabeza sobre sus piernas, y se puso a llorar, recordando a sus compañeros, y como lo había visto morir.
—Te vez ridícula—se escucho una voz burlesca, y masculina. 
—Cállate—La joven Fighter, observó al dueño de la voz.
Sentado en la cama, se encontraba un sujeto de cuerpo delgado, piel blanca, pelo verde claro y corto, ojos de color verde oscuro, vestido con una camisa azul, pantalones verdes oscuros, zapatos de cuero negro, también llevaba puesto una coraza de metal encima de su camisa, una capa de color café oscuro y también llevaba puesto unos lentes de marco redondo.
—Jaja, tu voz están baja, y tu personalidad están patética, es difícil callarme, estúpida peleadora—el sujeto, Sonrío revelando unos caninos bien largos y agregó—Que pasó con la promesa que le hiciste a tu difunto padre, ha cierto, le prometiste, usar lo que te enseñó para ayudar a la personas, y ahora mírate, unos ridículos goblin, ha hecho que tu te quiebre, tu padre, no se sentirá tan orgulloso, viéndote como estas ahora.
La luchadora, bajo su cabeza, mientras de su rostro empezaba a caer varias gotas, quería callar a ese tipo, pero el tenía razón, ella había prometido convertirse en aventurera, para ayudar a las personas, con su técnica de combate, pero ahora no podía ni siquiera ver un simple cuchillo de cocina.
—Vaya, tan patética luchadora eres—la luchadora, escucho la carcajada burlona de aquel sujeto, el hombre, siguió burlándose de la luchadora y agrego con una molesta si rusa en su rostro—Te acuerda de tus compañeros, aquel espadachín, que fue desmembrado parte por parte, o aquella bruja, salida de la academia, al cual la apuñalaron.
La luchadora, se le vino la imágenes de cómo había sufrido sus compañeros, si ella hubiese sido más inteligente, si hubiese seguido la idea de la sacerdotisa, en comprar más posesiones o prepararse mejor, y no subestimar a aquellos diablos verdes, tal vez, ellos no hubiesen muertos.
—A y te acuerda de aquellos goblin, y la risa que daba, cuando disfrutaba haciéndolo contigo—la voz de aquel molesto sujeto, resonó en la mente de la joven luchadora.
En esos momento, imágenes de los goblin, vino a al me té de la chica, se acordó de como su cara sonreían de forma burlona.
—No, no lo hagan—Exclamó la luchadora, mientras trataba de no oír las palabras de aquel sujeto, tapándose sus oídos, y dio un fuerte grito.
Mientras la sacerdotisa de pelo rojizo, terminaba de pelar papas, se escucho un fuerte grito de desesperación.
«Últimamente ha sido normal, escuchar aquellos gritos», pensó la sacerdotisa, que se paro de su asiento, «Pero, siento que debo ir ayudar a aquella chica»
La luchadora, estaba temblando, mientras imágenes de los sucesos de aquel día, se repetía una y otra vez, de sus ojos salían lágrimas, ella no quería llorar más, pero aún no podía, y aquel sujeto seguía burlándose de ella, de cómo había perdido a casi todo su grupo, y de cómo los goblin la había tratado, entonces se escucho que alguien tocaba la puerta y la risa se detuvo.
—Disculpe, voy a entrar—Se oyó, una voz femenina detrás de la puerta.
La puerta se abrió, revelando a la joven sacerdotisa, que trató de hablar con la luchadora, hacia algunas horas atrás.
La luchadora, dejó de escuchar la risa de aquel sujeto, y hubo un reconfortante silencio.
La joven, observó a la sacerdotisa de pelo rojizo, la cual había entrado al dormitorio de la luchadora, la joven de pelo rojizo, se puso a la altura de la joven luchadora, ella conocía aquellos ojos, ya lo había visto en la expresiones de muchas aventureras, que llegaba al templo, pero la expresión que tenía la luchadora, era la más dolorosa, que había visto.
—Tal vez, no comprenda lo que has sufrido, antes de tu llegada a este templo, pero quiero que algún día me lo cuente, pero por ahora solo puedo consolarte—la pelirroja, abrazo a la aventurera, esto hizo que el dolor que tenía la joven luchadora, disminuyera.
La joven sacerdotisa, estuvo con la luchadora, durante una media hora, y después salió de la habitación.
«Aún no se como curar tu sufrimiento, pero algún día lo podré hacer», pensó la pelirroja, mientras cerraba la puerta de la habitación, «Por mientras solo lo que puedo hacer es darte un apoyo, y esperar»
La sacerdotisa, suspiro profundo y se alejo de la habitación.
—¿Cómo está la chica? —preguntó la superiora, que se acercó a la joven pelo rojizo. 
—Por ahora está tranquila, pero me preocupa—la sacerdotisa, le contesto a su superiora. 
—Fue un error, pensar que era el momento adecuado para que pudiese salir del cuarto—suspiro la superiora.
Mientras tanto la luchadora, estaba acostada, mirando el techo, mientras oía las burla de aquel sujeto, que había vuelto.
—Cállate de una vez, deja a la chica en paz—Una nueva voz, fue escuchada por el sujeto y por la luchadora, esta voz era más femenina, y luego la voz, fue dirigida a la aventurera retirada—Lo que pasó aquel día no fue culpa tuya, y puede superar tu miedo a aquella criatura.
La aventurera, observó que sentada en el borde de la cama se encontraba una chica, que parecía de su misma edad, piel blanca, de cuerpo esbelto, pelo rojizo, que le llegaba hasta la barbilla y ojos oscuros, estaba vestida con una túnica verde, una armadura sobre su pecho, botas cafés oscuros, capa de color café oscura, y unos lentes con marcos redondo.
—No hagas caso a este sujeto—La chica, observó con molestia al sujeto, que se estaba burlando de la aventurera—Tu puede superar todo.
La retirada aventurera, sonrió al escuchar a aquella joven de pelo rojizo, por alguna razón la luchadora, estaba alegre al escuchar la palabra de aquella chica.
—Tranquila, yo te protegeré de este tipo—Le dijo la chica a la aventura y agrego—Tu solo duerme.
La luchadora, cerró sus ojos con una sonrisa en su rostro.