viernes, 16 de julio de 2021

La aprendiz de herrero. cap 5

 



La gran capital.


La joven durante una media hora estuvo corriendo por aquel camino, ya que temía que hubiese bandido cerca, y después cuando ya se encontraba segura comenzó a caminar de manera normal. Amaneció ante los ojos soñolientos de la joven, que aún seguía su recorrido, no sabía cuando le faltaba para llegar a la capitán el asentamiento más cercano a la aldea, sus piernas estaba adolorida, estaba cansada, quería parar y retomar aire y descansar, pero tal vez a causa del miedo que aún sentía por los bandidos, seguía su recorrido sin parar.

En ese momento la joven caminante, escucho que atrás de ella las pisadas de un caballo con herradura y el sonido de las ruedas de una carreta, la joven que sabía que aquello sonidos provenía de una carreta, se hizo a un lado para evitar posibles problemas con el conductor de aquel trasporte, una observación más detallada de las personas que estaban arriba de la carrera, hizo que la joven pelinegra se diese cuenta que conocía a esa gente.

El que conducía el caballo un sujeto joven de unos veinte años, se dio cuenta de que una joven estaba al lado del camino, y le pareció muy conocida. Los dos ocupantes de carreta al fijarse que la joven estaba caminado por el sendero era Daphne, pararon su trasporte y observaron a la chica con una sonrisa en su rostro, ellos estaban feliz al ver que se había encontrado con una sobreviviente y conocida de la aldea.

-Vaya, me alegra que haya sobrevivido Daphne-Le comento el joven a la chica.

-¿Cómo estás Daphne? -Saludo la esposa del joven sujeto a la aprendiz, con una sonrisa en su rostro, y agrego observando con más atención a la chica-Oye y ¿el anciano?

-Buenas, estoy a salvo, gracias por preguntar-Saludo y respondió la joven, respecto a la pregunta lanzada por la joven esposa, se mantuvo en silencio durante unos segundo, y habló con una voz medio quedada y triste-El... se fue con Dis Pater.

Al escuchar la respuesta de la joven aprendiz, la sonrisa del joven matrimonio, cambió a una cara de compasión por la chica de pelo negro, la pareja conocieron al anciano y a Daphne, cuando ellos se mudaron a la casa que había heredado el esposo de un familiar que tenía en la aldea, como la casa estaba algo roída y endeble la joven pareja, que no tenía mucho dinero decidieron pedir ayuda a los aldeano, y el primero en prestar ayuda fue el anciano junto con su nieta, y desde ese momento se llevaron bien.

-Entonces... ¿a dónde piensas ir? -pregunto el marido a la joven herrera.

-Pienso ir a la capital-le contesto Daphne al hombre.

-Entonces, te podemos llevar-La esposa le digo a muchacha y agrego-Nosotros también vamos a la capital, tengo un hermano, que es dueño de una posada.

La joven aprendiz de herrera, acepto el ofrecimiento de la pareja, se subió a la parte trasera de la carreta, y se sentó en un espacio vacío que tenía la carreta, cuando la joven ya estaba instalada, el joven esposo, volvió hacer andar el trasporte. El sueño había llegado al cuerpo de la joven Daphne que desde su posición a un podía observa el humo que había dejado el desastre que cometieron los bandido con su aldea, y eso fue la última imagen que tuvo la chica, antes que sus ojos se cerrarán por el cansancio.

La joven despertó después de algunas horas de sueño, y se dio cuenta que el carro había parado, así que con curiosidad se paro y observó que había pasado, con una simple mirada la joven, se dio cuneta que estaba sucediendo, la carreta había parado puesto que se encontraba parada en una larga fila de carreta.

-¿A dónde estamos? -pregunto la joven Daphne a la joven esposa.

-A verdad, tu nunca has salido de la aldea-La esposa le comento a Daphne y le contesto-Este es un puesto de revisión, antes de entrar a la ciudad los guardias, deben verificar que una persona no trae nada ilícito.

-He Daphne, mira la maravillosa vista que tiene la ciudad-El joven esposo, le dijo a la chica y apuntó hacia la ciudad.

La joven observó hacía la dirección que indicaba el joven, y ante su vista se alzó la colosal ciudad capital del reino, lo primero que vieron sus ojos, fue el gran muro que protegía la ciudad de cualquier amenaza externa, la muralla era de un color blanco marfil, grande y gruesa, para aguantar los asedio que pudiese recibir, en cada torre de vigilancia, de podía observa un gran escudo de metal de color rojo, que en su interior tenía diseñada la imagen de un dragón plateado que se alzaba en vuelo.

Luego de quedar maravillada con la muralla y sus escudos, la joven se quedó atónita al ver el gran castillo que se podía ver incluso desde su distancia, era grande y alto, estaba de grandes bloque de un tipo de esmeralda resistente, y que le permitía emitir un brillo cada vez que le alcanzaba los rayos del sol, además en lo alto de aquel castillo se alzaba la bandera con el emblema de la dinastía que reinaba el país, un gran pájaro en alza y que tenía dos cabeza, una apuntando hacían el este de color blanca, y el otro que apuntaba hacia el oeste de era de color negro.

-Impresionante-La joven herrera quedó sorprendida por lo que observaban sus ojos, y sintió un gran interés por saber de que metal eran los escudos, que estaban puesto en la fortaleza, y pensó, «Puedo ver que aquellos escudos, están hecho de un metal desconocido para mí, tienen un brillo alucinante»

"Cuando los guardias, hicieron la revisión al carro en que estábamos montados, pude notar con mucha fascinación el equipo que llevaban los guardias, ellos tenían puestos unas armaduras de acero, muy bien hechas, traía sobre sus cabezas unos yelmos descubiertos, que estaban muy bien martillado, no pude apreciar bien las espadas que llevaban enfundadas, pero aprecie las empuñaduras, las cuales estaban hechas de bronce, los escudos de acero que portaban estaban bien lustrados y cuidados. Al ver el arsenal de los guardias, pude comprobar con fascinación que la capital, era perfecta para seguir mi aprendizaje como herrera"

-No hay nada ilegal-Comento uno de los guardias que se acercó a la pareja y pregunto-¿Cuál es la razón de su visita?

-Huimos del ataque, que un grupo de bandido hicieron a nuestra aldea-Le contesto el marido al guardia.

-Así que son refugiados-Comento el guardia y agrego-Bien, pueden pasar.

El guardia dejó pasar a los tres refugiados, el marido dio gracias al guardia antes de agitar las correas de los caballos, y hacer galopear a los caballos. Cuando la carreta entró a la ciudad la muchacha de pelo negro, observó la primera parte de aquella ciudad, con mucho entusiasmo, la joven esposa al ver lo fascinada que estaba la chica, le comento que la primera parte de la ciudad, estaba destinada a los guardias de la ciudad.

«Es por eso que tiene este gran cuartel», pensó la joven al ver lo grande que el lugar en donde descansaba y entrenaba los guardias, luego observó que al lado de este lugar, se encontraba una forja, en donde un tipo con delantal de herrero, estaba haciendo una espada, y pensó al ver el metal utilizado para la espada, «Acero, ya veo, mi abuelo, me comento que cada ciudad, tiene un metal, que lo representa, y esto se ve en las armas y armaduras que utilizan, y está ciudad está representada por el acero, pero esos escudos puesto en la Fortaleza, tiene un materia extraño»

Luego de pasar por el distrito de la guardia, como era llamado aquel sitio, que tenía una cantidad de seis cuarteles cuatro pequeños y dos grandes, un área de entrenamiento en donde los guardias se pasaban mejorando sus tácticas, y un total de doce forjas, en donde los herreros trabajan exclusivamente para la guardia de la ciudad. El otro distrito estaba destinado a los comercios, y a las industrias, aquí también había herrerías, pero estas eran de uso comercial, los productos de las forja de aquel distrito, no estaban destinada al ejército, si no a aventureros y gente común, también había nobles que pedían armas para sus colecciones privadas.

«Aquí esta mi lugar», pensó la joven Daphne, que se había entusiasmado al ver los escudos que estaban adornando las murallas, y las armaduras y espadas, que utilizaban los guardias de la entrada.


La aprendiz de herrero. cap 4

 



El funeral de un herrero.


Daphne estuvo sentado junto con su abuelo, en aquella mina no se escuchaba mucho ruido, sólo la respiración de la joven nieta y el anciano abuelo, está situación relajaba la tensión que había tenido la joven Daphne, pero aún así le preocupaba la situación de su abuelo. El anciano después de unos momentos de silencio comenzó hablar con su joven aprendiz, y le digo la manera en cómo quería su funeral.

—Pero… abuelo, aún es pronto para que muera—Daphne le contesto a su anciano maestro y agrego—No se rinda.

—Veo que aun tiene fe en el cuerpo de este antiguo herrero, pero te contaré algo—El abuelo dio un suspiro y agrego—Cuando hablabas con aquel guardia, me visitó en visiones el mensajero de la Muerte Dis Pater, y eso significa que pronta esta mi muerte, una cosa más cuando uno recibe su visita, el se queda cerca de uno hasta su muerte, y en estos momento lo estoy observando, el va vestido con su túnica de color morado con bordes dorados, me muestra el reloj de arena que corresponde a mi vida, veo que me quedan muy pocos granos de Arenas y estos están descendiendo demasiado rápido.

La aprendiz de Herrera aunque no veía al mensajero de la muerte, se lo pudo imaginar, ya que había oído relatos sobre este ser, Dis Pater, era el ser asignado para llevar las almas de los muertos al otro muerto, según los relatos que había escuchado de boca del sacerdote del pueblo, este ser era un anciano de barba blanca, con una sonrisa bonachón a y vestido con una túnica morada con bordes dorados, llevaba un cetro de oro en la mano derecha y un reloj de arena que tenía escrito el nombre de los moribundos.

«Tal vez sea comprensivo», pensó Daphne que se paro de su asiento y observando a la dirección que miraba su abuelo, exclamo con lágrimas en sus ojos—Gran mensajero de la muerte Dis Pater, te lo suplico no te lleves a mi abuelo.

La súplica que hacía la joven aprendiz al ser sobrenatural, hicieron que a su abuelo, le cayese una lágrimas, pero sabía que debía irse de aquel mundo terrenal y juntarse en la forja del santo de la herrería,. El abuelo detuvo las exclamaciones de su nieta y con una sonrisa le dijo que dejase al mensajero de la muerte en paz, ya que podía enojarse, a pesar de ser un tipo bonachón.

—Pero… —La joven fue interrumpida por una mano gélida que tocó su hombro, y una extraña sensación se extendió por su cuerpo y pensó, «Espera, yo y mi abuelo somos los únicos que estamos aquí, entonces… el que me está tocando el hombro, acaso será…»

La joven supo quien era la persona o mejor dicho el ser que estaba atrás suyo, era el guía de la muerte Dis Pater, por una extraña razón aquella parecencia le impartía una cierta tranquilidad a pesar de ser una figura sombría, que estaba más allá de la vida de un mortal. La joven sintió un pequeño viento que pasó al lado de ella, el viejo se seco las lágrimas de sus ojos y observó con una sonrisa al vacío.

—Disculpa a mi nieta, ella aun está en la flor de su vida, así que no conoce muy bien a la muerte—El anciano le comento a la nada y pregunto—¿Puede esperar un poco?, necesito decirles las últimas palabras a mi nieta, y que me saquen este maldito mandoble de mala forja, no puedo ir al otro mundo con esta cosa en mi espalda.

El anciano hizo un gesto para que su nieta se acercase a él, la aprendiza se sentó al lado de su anciano abuelo, el cual le tomó la mano y le sonrió a su querida aprendiz y nieta, le dedico las últimas palabras a su joven nieta y luego le canto la canción del santo de la herrería, y luego le pidió que cantase aquella cansino para su funeral, ya que era parte del ritual del funeral de los herreros.

—Esa es la canción que debes cantar—El anciano herrero, le digo a su nieta y le sonrió—Ahora un último favor, sácame este mandoble.

—Esta bien abuelo—La joven Herrera, suspiro con resignación al ver que su abuelo estaba preparado para morir, y agrego con unas lágrimas en sus ojos—Adiós abuelo, te extrañare mucho.

—Te veré desde la eternidad, y espero que cuando te vuelva a ver me digas que te convertiste en una gran herrera—Le sonrió su abuelo antes que su aprendiz, le sacaste el mandoble con mucho esfuerzo.

El abuelo al sentir que le arrancaba aquella maldita arma, dio un pequeño grito de dolor y después de decir algunas cuantas palabra mal sonante, y maldiciones para el bandido que le había atravesado aquella arma, le agradeció a su nieta y después le dijo a su nieta que tenía una carta para ella en el armario de aquel lugar. La joven abrazo a su abuelo mientras este se despedía por última. Vez de su nieta.

—Es bueno morir al lado de un querido familiar—El abuelo cerró sus ojos, para nunca más abrirlo en aquel mundo.

—Fuiste un abuelo, mejor dicho fuiste mi padre y mi maestro—La joven Daphne le dijo a su abuelo, mientras continuaba abrazando el cuerpo de su maestro y abuelo, una lágrimas cayeron en sus ojos.

Cómo lo pidió su abuelo, la joven preparo la fragua para incinerar el cuerpo de su abuelo, esto lo hizo con una gran cantidad de carbón, que se había guardado en forma perfecta en la mina, luego cuando las llamas estaban perfecta, la joven puso el cuerpo de su abuelo en la fragua, y frente a la fragua el altar del santo de la herrería. La joven se paro frente a la fragua y golpeó su manos con su pecho, cerró sus ojos mientras observaba como el cuerpo de su querido maestro y abuelo se quemaba, empezó a cantar la canción del santo de la herrería.

Después del funeral, la joven Daphne sacó la carta que le había dejado su abuelo en el armario, y la abrió para leer su contenido, lo que estaba escrito hizo que la joven Daphne le surgieran unas lágrimas.

Querida nieta: Si lees esta carta es que yo habré dejado este mundo, sabes no me arrepiento de mi vida, ahora que estoy escribiendo esta carta me recuerdo de tu sonrisa, y de tu deseos de convertirte en una herrera, eso me agrado mucho, me puse muy triste cuando mi hija se fue de la casa, me puse triste mas por ti, pero afrontaste ese problema con una sonrisa, eso me sorprendió, te cuide como una hija y de hecho casi te veía como una de mis hijas, te vi crecer tanto, y me alegraba con cada avance que hacías en la herrería y en la vida. Ahora que no estoy en este mundo, te pido que cumplas tu sueños, eso es lo que quiero para ti, este es mi último adiós.

—Abuelo… —La joven se limpio sus lágrimas, no podía llorar para siempre, además debía seguir adelante con su vida, no quería preocupar a su abuelo, guardo la carta que le habia dejado su maestro, luego miró hacia la forja y exclamó—Abuelo, si tú alma aún está mirándome, escúchame, seré la más grande herrera de todos, no, seré la mejor de toda las era de este mundo, forjarse el acero que creará la arma que usará el próximo gran héroe.

Ella sabía que tal vez exageraba eso de ser la mejor herrera de las eras, pero eso sentía en su corazón, quería ser la mejor herrera de todo los tiempos, quería forjar armas para grandes héroes y aventureros, eso lo haría por ella y por su abuelo. La joven se sentó en el banco y observó como la fragua seguía su corta vida, la cual se extinguió en unas cuantas horas después.

La chica herrera se arrodilló y rezo por el bien de su abuelo, luego se paro y se preparo para escapar de la aldea en la que había vivido toda su vida. Volvió al sótano y abrió la caja fuerte para sacar el dinero que había horrado del trabajo de herrería, luego busco la espada de su abuelo y la enfundo, junto con su daga que guardo en su bolso de mano, y después se encaminó hacia la mina y busco su salida.

Después de caminar durante una media hora, encontró la salida de aquella mina abandona y pudo irse de aquel lugar. La joven acostumbro sus ojos a la luz del sol y prosiguió su camino por el sendero que conectaba a la antigua mina con el camino principal. Cuando llegó a un punto alto del sendero observó la aldea, la cual se estaba incendiando, ella estaba asombrada por la destrucción que había antes sus ojos, no podía creer que él lugar a donde había vivido durante su niñez y su juventud, se estaba quemando delante de sus ojos.

—Gracias por todo mi querida aldea —La joven corrió hacia adelante, no iba a volver a aquella aldea.


martes, 4 de mayo de 2021

La aprendiz de herrero. Cap 3





 La venganza del bandido (parte 2): La petición de un moribundo.




La noche se hizo presente y esto dio lugar a la acción de los bandidos, los cuales se había estado preparando para que momento, observando desde la cercanía a la aldea. Cuando era su turno para atacar, uno de los bandido disparo una flecha a un guardia que estaba vigilando la muralla, el proyectil le dio en el cuello a su objetivo, esto alertó a su compañero que subió a una torre de vigilancia y observó al grupo de bandido, este dio la señal de alarma, haciendo sonar la campana antes de que otra flecha atravesase su cráneo, lo cual provocó que cayese al suelo.

El jefe de los bandido, el cual estaba montado en un caballo sonrió al ver la aldea, como si se tratase de un general en plena conquista. El hombre se puso frente a sus tropas y con una sonrisa malvada, le dijo a sus subordinado que podían asesinar a toda la gente de la aldea, que pudiese saquear y quemar todas las casa que quisiese, estas palabras alegraron a los bandidos, que corrieron hacia la aldea, con la guía de su jefe.

Observé a mi abuelo con una sonrisa al ver que pudo arreglar la puerta, hay veces que me olvida que mi abuelo es fuerte, entonces aquel momento de alegría, se terminó al escuchar una campana de alerta. Hubo muy pocas ocasiones que había tocado la campana, aquellos eventos fueron incursiones de bandidos, que fueron repelidos con facilidad o una ocasión, cuando se divisó un ejercito enemigo, pero estos no entraron a la aldea, ya que este lugar no es muy importante.

Me asomé y observé como un grupo de guardias, estaba lleno hacia la muralla para contener aquella amenaza, el tamaño del pelotón, me preocupo mucho, sabía que el problema era muy grave, así que le pregunto a un saldado que estaba sucediendo. El soldado paro y me dijo que se había avistado un ejercito que tal vez era de bandido, y me aconsejo que debía refugiarme en mi casa

Mi abuelo al escuchar esto me dijo que debíamos bajar al sótanos, y me aconsejo que tuviese lista alguna arma. Observé como mi abuelo tomó una espada que enfundo en su cinturón, aquella arma fue hecha por el mismo hace algunos días, y también un pequeño altar que tenía forma de un yunque, que estaba hecho de hierro, el cual estaba dedicado al santo de los herreros, que tenía el nombre de Sokar.

Tomé el consejo de mi abuelo, y subí a mi habitación para tomar mi daga, aunque esta había sido hecha por una herrera primeriza, y esto se demostraba por las curvas bien pronunciadas que tenía el arma y por ciertas imperfecciones que podía notar mi abuelo. Aunque tenía varias imperfecciones, esta arma era bien funcional, así que la guarde en mi bolso de cuero, luego volví a tomar el altar y acompañe a mi abuelo al sótanos.

Al bajar al sótano, que era nuestro cuarto que utilizamos para refugiarnos en casa, cuando sucedían situaciones como estas, cerré la puerta con seguro  y hay nos quedamos, esperando que no descubrirse nuestros escondite. Escuche como se desarrollaba la cosa hay afuera, parecía que los guardias civiles, estaban siendo masacrados por los bandidos y varios aldeanos, estaban siendo atravesados por las armas de los enemigos, para mis adentro rogaba que no nos descubrirse.

El jefe bandido rompió la puerta del local de herrería, y viendo que no estaba la preciada armadura, busco a los dueño del local, los pasos de aquel sujeto fueron escuchado por el herrero y su nieta. El herrero le palmo el hombro de la joven y cuando obtuvo su atención le apuntó a un sección de muralla, la joven no entendió lo que su abuelo le había querido decir, así que el abuelo se acercó a la sección que había señalado y la empujó, esto abrió una puerta trampa, que sorprendió a Daphne.

—Este es un escape que construí hace mucho años atrás—Le explico el abuelo a su nieta y luego agregó—La puerta es la entrada a una antigua mina, que utilizaba como una herrería, ya que antiguamente aún había mucho material que es cavar.

—Abuelo, eres inteligente—Daphne agradece a su familiar, por el dato y la entrada secreta.

En ese instante la puerta del sótano, fue partida en dos por el mandoble del bandido, esto asustó a Daphne y a su abuelo, el cual cerró la puerta secreta, para que el sujeto no supiera su plan de escape. El jefe de lo bandidos bajó las escalera y llegó frente al anciano herrero y a la joven Daphne, al verlos simplemente sonrió de una manera malvada, ya que no podía tomar la armadura, se contentaría con las vidas del anciano y la joven.

El bandido ya estaba decidido, la primera vida que quitaría sería la de la joven, la cual al ver la intenciones que tenía el hombre, solo atinó a sacara de su bolso su daga, el hombre se burló de la arma que traía la joven y fue atacar a la chica. El abuelo viendo que su nieta estaba en peligro, desenfundo la espada que tenía y la chocó contra el mandoble del bandido, luego retrocedió y observó a su enemigo.

—Viejo, tu turno de morir es después de tu nieta pero si quieres morir primero—El sujeto se burló del anciano y agrego—Pará mí no hay problemas, igual mataré a la chica.

—No lo harás—El anciano atacó a su enemigo, y por segunda vez chico la espada co tra el mandoble de su enemigo, pero esta vez no retrocedió, siguió arremetiendo una y otra vez, con la intención de no dejar que el bandido realizase su ataque.

A pesar de la inexperiencia de su oponente, sumándole la vejez y que el no era un espadachín, el bandido tuvo muchos problemas en el dueño que sostenía contra su enemigo, ya que habían estado una media hora combatiendo. El bandido molesto por la situación, aprovecho que el anciano, ya empezaba atener movimientos lentos, y en un momento en que su enemigo tenía un franco débil, aprovecho para atravesarlo con su mandoble, cuando se aseguró que había ganado a su oponente sonrió de una manera victoriosa, mientras la joven Daphne, miraba con sorpresa y espanto, como su abuelo había sido asesinado.

—Gane, anciano—pero el bandido no había salido con la victoria, ya el herrero veterano le había atravesado el pecho la espada, cuando el bandido se había dado cuenta observó a su oponente con cara perpleja—C… como?.

El anciano que aún estaba empuñando su espada, sacó el arma del cuerpo de su enemigo, y cayó de rodilla junto con el bandido que cayó muerto, sorprendída por lo que había visto, la joven se acercó a su abuelo, que alcanzó a sostener su caída con su espada.

—Abuelo, me preocupaste—Exclamo la joven que se arrodilló, para ver como estaba su anciano familiar y observó que aun tenía el mandoble atravesado—Abuelo, el mandoble.

—Puedo resistir un poco más—El anciano miró a su nieta y agrego con una sonrisa—Vamos por el camino de la mina y no te preocupes por el altar, no creo que nadie lo venga a buscar, cuando pase todo esto volvemos por eso.

—Claro —Daphne se paro y luego levanto al herrero veterano y lo apoyo sobre sus hombros.

Ambos entraron a la mina, cuando la puerta se volvió a cerrar por segunda vez, la aprendiz divisó la mina, a pesar de era un sitio cerrado, extrañamente había luz que surgía de las piedras, no era como las velas o las antorcha, era más tenue, pero igual servian para orientarse en aquel sitio la joven camino junto con su abuelo por largo corredor hasta que llegaron al centro del lugar.

Daphne se sorprendió al ver una forja, un yunque incluso un horno para ser lingote en aquel lugar, también había un viejo armario en el cual se guardaba herramienta en desuso, a su lado había una banca de madera. El viejo le pidió a su nieta que le llevase a aquella banca, así que la joven obedeció al herrero veterano y fueron hasta aquel lugar, el anciano se sentó en el banco mientras Daphne trataba de buscar algo con lo que poder sacar la espada y curar la herida de su abuelo.

—Detente—El anciano detuvo la búsqueda de su nieta y agrego—En vez de curarme, puede darle a este veterano la oportunidad de descansar.

—P…pero abuelo—La chica entendió lo que quería su anciano maestro, y unas lágrimas empezaron a caer de sus ojos—Por favor, no me pida eso, usted es fuerte, puede seguir adelante.

—Querida nieta, yo me conozco y se que ya no puedo más—El anciano le contesto a la joven aprendiz y agrego—Ya he envejecido, soy débil a pesar que parezca ser fuerte, cada vez que golpeó un metal o que levantó una espada con las tenazas, siento un dolor en todo mi cuerpo, solo dale a este viejo unos últimos minutos con su nieta.

Aunque Daphne, no quería perder a su abuelo, acepto estar con él durante los últimos minutos que le quedaba de vida, así que dejo de buscar y se sentó al lado de su anciano familiar.


La aprendiz de herrero. Cap 2

 






La venganza del bandido (parte 1): El ataque. 




El sujeto que había sido expulsado de la tienda, se había ido de la aldea y se estaba dirigiendo hacia un bosque que estaba en la cima de una elevación. El sujeto estaba furioso por el trato que había recibido de parte de los dueños de la herrería y de la gente del pueblo, y haría que lo pagarán muy caro, él era el jefe de un grupo de bandidos que se había establecido de forma reciente y temporal en el bosque cercano a la aldea.


El hombre se presentó ante el campamento y reunió a su gente, para planificar el asalto a la aldea. El bandido llamó a su gente para que se juntasen, cuando sus subordinados estaban reunidos, él comenzó explicar su plan, iban a atacar la aldea aprovechando la noche.


Después de echar al molesto cliente, el herrero agradeció la ayuda de sus vecinos, los cuales se dispersaron para continuar lo que estaban haciendo antes de defender el local de herrería. El anciano entró a su local, y observó cómo su nieta estaba recogiendo las cosas que él agresivo hombre había lanzado, y ponía las armas ordenadas por su función en otra mesa, luego recogió los pedazos de las estanterías y la colocó apoyada en la pared.


-Rayos, ese tipo es un idiota-Comento la joven Daphne, que suspiro profundo y agrego-Si hubiese seguido destruyendo el local, los daños serían mayores.


-Si te enfada mucho vas a envejecer antes de tiempo, así que deberías tranquilizarte-Le aconsejo el anciano a su nieta.


-Abuelo, esos son cuentos de su tiempo-Daphne le contestó al anciano y agregó-Es obvio que me enfade, ese tipo ha causado daño a la tienda, no lo digo por los soportes de armas, lo digo por la puerta que destrozó, podemos utilizar una cortina, pero alguien debe de estar atento por las noches.


El anciano observó a su nieta, que estaba enumerando los problemas y los gastos que causó la acción del problemático cliente. El anciano sonrió al ver a su nieta, le gustaba la preocupación que tenía la chica por la tienda, le recordaba a los primeros días que él estaba regentando la herrería, en esos días siempre revisaba que todo estuviese perfecto y los gastos de reparación que podía tener la tienda.


«Esta chica a demostrado un gran talento, pero creo que ella estaría mejor en una de las herrería de la gran ciudad, aquí su talento se desperdicia», pensó el anciano y agregó observando la puerta, «Aunque por ahora es mejor preocuparse por la puerta»


El anciano se acercó a su nieta y la relajo, luego le comento que iba a tratar el tema de la puerta lo más rápido posible, ya que una cortina no era buena idea en especial por la noche, el comento que en unas horas más iba a ver a un amigo carpintero y le pediría una puerta y unos clavos. La nieta estuvo de acuerdo con la idea de conseguir una puerta, pero no con la idea de que su abuelo debía cargar con él que él hiciese la reparaciones de esta y le recomendó que le pudiese ayuda al carpintero.


-Querida nieta, relájate es una simple puerta, insisto que yo debería colocarla, después de todo soy fuerte, aunque me vea como un anciano, ya sabes los herreros somos fuertes-El anciano le dijo a su nieta.


Daphne entendió que no podía convencer a su abuelo, así que decidió aceptar el hecho de que su abuelo se encargarse de la puerta, pero con la condición, si él estuviese cansado o no pudiese seguir, dejaría el trabajo y la joven se encargaría, el abuelo aceptó la condición. La joven suspiro y después se puso pensativa, se había acordado de aquel sujeto y de la armadura que utilizaba.


-Abuelo, la armadura que utilizaba ese sujeto, ¿era la de un bandido de la montaña? -La joven estaba pensativa por lo que había sucedido.


-Ahora que lo menciona, tienes mucha razón-el abuelo contestó a la pregunta y agregó-La postura que utilizaba ese tipo no era de un experto en manejo de mandoble, pero era de alguien que utilizaba muy a menudo el arma, además su arma tenía algo de sangre fresca.


Daphne se quedó preocupada por los desastre que podía traer aquel sujeto, aunque por ahora debía continuar trabajando, así que como medida temporal decidieron poner una cortina como reemplazo de la puerta. Mientras Daphne colocaba la cortina, una carroza llegó al frente de la tienda, y bajó de este transporte un sujeto con traje de noble y rostro de alguien de mediana edad.


El noble entró a la tienda y observó como Daphne, bajo de una silla que ocupaba para facilitarle la colocación de la cortina. El noble observó como había quedado el local, y se sorprendió al ver que estaba medio destrozado.


-Siento el estado del local-Daphne se acercó al noble y agregó-Tuvimos un cliente problemático.


-Ya veo-El cliente le comentó a Daphne y agregó-Pero, ¿está bien la armadura?.


-Claro-Le contestó la chica y exclamó-Abuelo, llegó el cliente.


El anciano apareció en la herrería, y observó al cliente con una sonrisa en su rostro, y luego de conversar varios minutos con el cliente, le mostró la armadura que estaba ensamblada. El cliente la observó durante unos segundo y mirando al anciano afirmó con su cabeza, había aprobado el trabajo de los herreros, esto alegró a la joven Daphne, ya que era su primera armadura que había hecho con su abuelo.


-Entonces procederemos a desarmar la armadura para colocarla en una caja de madera-La joven Daphne, se acercó a la armadura y la empezó desarmar para colocarla en una caja.


Cuando la joven aprendiz terminó el embalaje, el noble llamó a dos sirvientes, que tomaron la caja y la subieron a la carroza, después de eso el cliente dio al herrero el dinero del pedido, el cual recibió la bolsa con una gran cantidad de dinero y agradeció al noble por la cantidad de dinero que le había dado. El noble se despidió del anciano y se subió a su carroza, la cual se marchó del lugar.


El anciano herrero entró a su local, cargando con la gran cantidad de monedas que le había dado el noble por el trabajo de la armadura y la dejó arriba de una mesa. La nieta que se encontraba limpiando el suelo, se fijo en la bolsa de moneda que había dejado su abuelo, y suspiro algo fastidiada, su abuelo se le había olvidado dejar la bolsa en la caja fuerte, la chica tomó la bolsa y fue al sótano en donde se encontraba la caja fuerte en donde se guardaba la bolsas con gran cantidad de monedas.


-Esto está listo, ahora continuar con el trabajo-La joven subió las escaleras del sótanos, para dirigirse hacia la herrería, y con una sonrisa pensó, «Aunque el local está destruido, hay que seguir trabajando para levantarlo»


Durante las horas siguientes, tanto el abuelo como la nieta, empezaron a atender a los clientes del local, la mayoría eran aventureros que estaban de paso, y querían que le repararse sus armas o comprar nuevas armas al paso, también había personas que vendía sus armas antiguas, las cuales eran reparada por la joven para después venderlas a otras personas si esta ya no tenía salvación juntarlas y convertirlas en lingotes, para fabricar armas nuevas, así estuvieron todo el día, hasta que decidieron cerrar la tienda, ya que ya se había oscurecido, pero antes el anciano que ya había comprado una nueva puerta, por fin pudo arreglar el problema de la puerta, colocó otra parecida a la anterior.


-Esto ya está-El anciano le comentó a su nieta, al terminar de poner la puerta y agregó con una sonrisa y mirando a la chica-Viste querida, aun tengo mucha fuerza.


-Se nota-La joven le contestó con una sonrisa en su rostro.


En ese momento se escuchó la campana que los guardias del lugar tocaban, cada vez que se aproximaba un grupo de bandidos o algo exterior que podía ser una amenaza para el ambiente tranquilo de la aldea. La joven Daphne preocupada por lo que sucedía, aprovechó que un pelotón de guardias se estaba dirigiendo a los muros de madera de la ciudad, para preguntar cual era la amenaza.


-Se divisaron a un grupo de bandidos-El guardia contestó la pregunta de la chica y luego aconsejo le aconsejo-Cierren con llave y con seguros sus puertas, ya que la cantidad de bandido es considerable y no sabemos por cuánto tiempo podemos aguantar.


El guardia después de responder la pregunta de la chica y aconsejarle, se marchó y siguió a su pelotón. La joven Daphne preocupada por la situación, hizo lo que recomendó el guardia, cerró las puertas y puso los seguros que tenían, después con su abuelo se dirigieron a una habitación que tenían para este tipo de problema y cerraron la puerta.




La aprendiz de herrero. Cap 1

 


La nieta del herrero. 


Nací de una relación prohibida entre una hechicera y un noble, el cual al verme dejó a mi madre y no me reconoció, mi madre estuvo durante un buen tiempo triste por lo que había ocurrido, así que decidió volver a su aldea natal junto con su padre o sea mi abuelo. Mi abuelo el cual era el herrero de aquel sitio, al ver a mi madre cargando a una indefensa pequeña, nos recibió bien y cuido de ambas.

En los primeros años de mi vida no me había puesto nombre, así que mi abuelo insistió a mi madre, que me pusiese un nombre, le insistió tanto que al final accedió y me puso el nombre de Daphne, como mi abuelo tenía los apellidos Ferrum, me registraron con aquel apellido.

Pará proteger a su hija y a su nieta de las habladurías, el anciano, le comento a todos que mi padre había muerto de una enfermedad, así los rumores que se estaba formado sobre mi aparición se fueron disipando. Mi abuelo era un tipo genial, era amable, cariñoso, y muy trabajador, desde que empecé a caminar siempre veía en secreto como mi abuelo  trabajar en la fragua aunque esta siempre estaba calurosa.

Cuando tenía seis años, mi madre me contaba cuento de grandes héroes que lucharon por el reinos, guerreros que lograron grandes hazañas, que conquistaron el mal y se impusieron sobre este. Mi madre esperaba con aquellos cuentos que yo me convirtiese en una heroína, tal vez siguiese su línea de trabajo, ella era una hechicera, pero aunque me asombraba las hazañas que realizaban esos grandes personajes, más me asombraba las armas que empuñaban  para lograr sus victorias.

Le tomé un gran gusto a las espadas, a los escudos, también a las armaduras que utilizaban y aquellas armas encantadas que portaban los grande héroes, por eso investigaba mucho sobre estas, y a los siete años tomé una gran decisión, que estaba influenciada por mí gusto y por el trabajo de mi abuelo, yo quería ser una herrera como mi abuelo, y forjar grandes armas y fuertes armaduras, para grandes aventureros, héroes y guerreros.

—Quiero ser una herrera—Le dije a mi madre y mi abuelo, cuando estábamos almorzando.

—O vaya, eso es genial—Mi abuelo me sonrió, el estaba alegre que su nieta siguiese sus pasos.

—Niña, olvídate de ese sueño—Mi madre se paro de la mesa se acercó a mi y me dio una fuerte cachetada, que me dejó perpleja.

Mi abuelo se paro de la mesa molesto con mi madre, la observó durante unos minutos, la mujer al mirar a su abuelo bajo su mano y unas lágrimas cayeron de sus ojos. En aquel momento no sabía de porqué mi madre había reaccionado de aquella forma, tiempo después tuve la teoría de que mi madre estaba frustrada de no poder avanzar con su carrera de hechicera, y quería que yo siguiese sus pasos para lograr lo que ella no logró.

Mi madre había decido trabajar como consejera hechicera del alcalde, un anciano que tenía un hijo de la misma edad que mi madre, y que aspiraba a ser algún noble en una de las grandes ciudades, mi madre estuvo trabajando un año en aquel sitio, hasta que nunca volvió más, se había marchado del pueblo junto con el hijo del alcalde. Observe como mi abuelo lloraba al leer la carta que había dejado mi madre”

Desde los siete años, mi abuelo me estuvo criando y para no perderme de vista, el me dejó trabajar en la fragua, pero siempre con su supervisión y con trabajos pequeños, como martillar dagas o avivar los fuego de la fragua. Mi abuelo me explico sobre las armas, y cuales eran los mejores materiales para forjarlas, también cuales eran las temperatura perfecta para cada uno de los metales.

Crecí ayudando a mi abuelo en la forja, ya a los diez pudo hacer una daga por mi misma, aunque esta era de hierro un material muy pobre y muy poco utilizado ya que era inferior a los otros metales, además de que me quedo media chueca, me alegre mucho puesto que era mi primera arma que hacía, mi abuelo me felicito y me dijo que para recordar el día, era mejor que me quedase con aquella daga.

Daphne Ferrum, una chica de dieciséis años de piel blanca, cuerpo esbelto, pelo negro y largo que llevaba trenzado, ojos claros, y vestida con una camisa roja de manga corta, pantalones azules, zapatos de cuero de color café claro, llevaba una muñequera de cuero, y encima una pulsera de metal que le había regalado su abuelo hace un día atrás, en la celebración de su cumpleaños. La joven había sido enviada por su abuelo para comprar materiales a los mercaderes que había llegado a la aldea, al terminar de comprar volvió a su casa en donde se encontraba su abuelo, el cual estaba forjando un escudo de acero.




—Ya llegue, abuelo—Daphne entró a la forja del anciano herrero, y dejó la bolsa de cuero en donde tenía los materiales encargados, en una mesa de la habitación—Los mercaderes estaban fierros este día, tuve muchas discusiones para conseguir estos materiales.

—Gracias, querida Daphne—El abuelo miró a su nieta con una sonrisa en su rostro y agrego mientras colocaba el escudo en el agua, para enfriar el acero de este—Estoy terminando de hacer este escudo, necesito que me ayudes creando nuevos lingotes, con el mineral de acero que compraste en el mercado.

—Claro, abuelo—Le sonrió Daphne al anciano.

Daphne amontono el mineral de acero cerca de un horno especial, y luego empezó el proceso de crear aquellos lingotes. Después de crear una variedad de lingotes que agrupaba en un sitio, cerró la rejilla y luego dejó la papa a un lado del horno, tomó algunos lingotes y lo dejó al lado de la fragua en donde trabajaba su abuelo, el anciano agradeció a su nieta su ayuda y le pasó a su nieta el escudo para dejarlo en una mesa.

Después de dejar el escudo en el lugar indicado, la joven empezó a ayudar a su abuelo con una armadura de acero que el alcalde actual de la aldea le había pedido. Daphne se puso hacer los guante les y la parte de debajo de aquel pedido, mientras que el anciano, se puso hacer el resto, después de algunas horas ya tenía el set casi completo del pedido, solo faltaba la espada el anciano, se estaba encargando de forjar, mientras que la nieta terminaba de hacer el diseño del escudo, el perfil derecho de la cabeza de un león, el cual estaba en modo pensativo.

—Abuelo como vas con la espada—Pregunto a su abuelo, mientras terminaba los últimos retoque del diseño del león.

—Va bien, solo unos golpe más y terminó con esto—Le contesto el anciano y pregunto—¿Y como vas con el diseño?

—Como tu, una línea más y terminamos el escudo—Le contesto la joven mientras utilizaba una brocha especial para pintar el escudo.

Cuando terminaron lo que faltaba ensamblaron el set completo de la armadura, y al verla reluciente, ambos chocaron sus manos en señal de felicitación por el buen trabajo que hicieron. En aquel momento entró a la herrería por la puerta de afuera un tipo de cuerpo ancho, vestido de una armadura de piel y que llevaba un mandoble enfundado sobre su espalda.

—¿Aquí tienen buenas armadura? —pregunto el sujeto que al ver la armadura que estaba ensamblada cambió la pregunta—¿Cuánto vale esa armadura?.

—Lo siento pero la armadura no está en venta, fue echa para un pedido—Le contesto la joven Daphne al hombre y agrego—Si quiere una armadura igual puede hacer un pedido, pero si quieres ser una compra ahora, tenemos buenas armas y parte de armadura a un excelente precio.

—Quiero esa armadura—El sujeto le volvió  pedir a los herreros.

Tanto la joven nieta y el anciano herrero, negaron al recién aparecido la posibilidad de adquirir la armadura, esto enfureció al hombre que empezó a causar estrago en la tienda, rompiendo un escaparate en donde tenía exhibida las armas y luego hizo trozo la puerta y las ventanas de la herrería luego en fundó su mandoble y amenazó a los presentes. Los destrozos del local llamaron la atención de varios vecinos que salieron a defender a los propietario de la herrería.

—Oye tu, maldito—Los vecino se reunieron alrededor de la tienda.

—Maldición, estoy en inferioridad numérica—El sujeto observó a los presentes y agregó fastidiado—Ganaron ahora, pero volveré con fuerza, ya lo verán.

El sujeto salió de la herrería molesto, con lo que había pasado y se perdió de la vista d ellos vecinos. La joven nieta que había estado tensa por lo que estaba sucediendo se relajo al ver que el problemático tipo se había ido, aunque por un momento la últimas palabras del sujeto resonaron en su mente, “volveré con fuerza”, esas palabras eran la que inquietaba a la chica, y un nuevo temor surco por su mente.


lunes, 26 de abril de 2021

La nueva forja. capitulo 2

 



Despertar: La caverna.




Alba se levantó y observó el lugar en donde había despertado, era el interior de una larga cueva, que parecía estar hecha de manera natural, y que extrañamente estaba iluminada por unas enredaderas que emitía una luminosidad blanca, la profesora estaba confundida, hace un rato se encontraba impartiendo clase, y ahora estaba en aquel extraño sitio. Pará poder recordar que había sucedido, la joven profesora volvió a sentarse, pero en una roca plana.

«¿Qué sucedió?, ¿por qué estoy en este lugar?», se pregunto Alba mientras se tocaba la frente para recordar lo sucedido, «Estaba dando una clase de historia, aquel día estaba explicando el tema de la edad media, hasta que se escucho el ruido de un rayo, y después uno de mis estudiantes comentó que algo extraño estaba sucediendo en le cielo, todos fuimos a ver que pasaba, y era que unos ojos habían aparecidos, después se escucharon varias voces que hablaba de forma unísona, las cuales comentaban que eran dioses creadores y que querían reiniciar el mundo, pero primeros debían guardar a los humanos»

El recuerdo de su último día en la antigua tierra, se hizo presente en su mente y se dio cuenta que había despertado en un mundo reconstruido, la profesora suspiro hondo, en esos momentos ella quería gritar y desesperarse, pero decidió mantener la tranquilidad. La joven profesora sabía que no serviría nada llorar y desesperar, así que decidió pensar que iba hacer en aquel momento.

Mientras la joven pensaba que pasos seguir, se percató de algo cuando observó mano, esta tenía un extraño color, era igual al color del cristal del cual había salido, algo asustada y curiosa la profesora, se quitó su chaqueta y se remango su camisa, se dio cuenta que toda su piel era del mismo color que su mano, además también noto que tenía una especie de diseño de línea doble, que comenzaba desde su muñeca y se extendía hasta el hombro.

«¿Qué me sucedió?», Alba se pregunto y decidió ver su rostro en busca de más cambio, para eso tomó un trozo de cristal y lo utilizó como un espejo.

Alba no lo podía creer, ella observo su rostro en el improvisado espejo, dándose cuenta que sus ojos eran de color cristalino azulado, y se fijo que su pelo había cambiado de color, era blanco. La profesora dejó el cristal en el suelo, y se preguntó porque su apariencia había cambiado, en ese momento noto el color del cristal, dando se cuenta de la razón, la influencia de su coraza cristalina.

«Bueno, no se puede hacer nada mas para cambiar la apariencia  ya resuelto el misterio, es momento de salir de esta cueva», pensó la profesora que se volvió remangarse la camisa, y se volvió a poner su chaleco.

Alba se paro de su asiento improvisado, y se encaminó hacia las afuera de la cueva, la profesora, agradecía el brillo de las enredaderas colgadas en cueva. Cuando estaba en medio del camino, algo llamó la atención de la profesora, que se había percatado que no estaba sola en aquel lugar. Alba observó a un lagarto acercándose a toda velocidad hacia ella, este animal parecía una iguana pero como si estas tuvieran el porte de un dragón de Komodo.

La joven profesora miró con más detenimiento a la criatura, y se fijo que su piel estaba hecha de algo parecido al metal, además sobre su espalda traía unas púas de color rojizos. La extraña iguana al ver a Alba, corrió hacia la mujer con intención de tener una merienda duradera, la profesora si saber que hacer, y de manera desesperada se cubrió su cara con sus brazos, esperando la mordida de aquel ser.

Alba observó como la criatura, dio un salto hacia ella pero se golpeó con algo en medio de su ataque, esto sorprendió a la profesora. La mujer se dio cuenta, que alrededor de ella se había formado una especie de campo de fuerza, el cual estaba hecho de algo parecido a vidrio, la profesora tocó aquel campo, y al hacer dicha acción la protección se hizo añico, y callo como si hubiese recibido un pelotazo.

La criatura molesta observó a Alba, el pensaba que aquel ser sería fácil a pesar de su porte, y también podía ser una buena fuente de comida, los ojos de la criatura estuvieron fijo durante un rato en la profesora, la cual retrocedía con precaución. El corazón de la mujer empezó a latir con fuerza, la profesora se dio cuenta que estaba en una extraña situación, adelante suyo se encontraba una criatura que la observaba como una exquisita comida, la mujer trató de mover su cuerpo para escapar, pero el miedo había paralizado el cuerpo de la mujer.

Alba trató de tranquilizarse y pensó que hacer en aquel momento, la profesora se dio cuenta que no tenía la protección de la cúpula, se pregunto ¿si fue ella que invoco aquel extraño elemento?, entonces surgió otra pregunta, si esa cúpula fue echa por ella, entonces ¿cómo utilizar esa protección por segunda vez. Alba tratando de lucro tranquila, observó los vidrios que habían caído de su escudo, tratando de encontrar una solución rápida.

El reptil estuvo observó a la mujer durante unos minutos, entonces se dio cuenta que no podía utilizarla como plato principal, sacó la lengua y se marchó del lugar, la profesora al ver que el reptil se iba, suspiro profundo y tranquila. Alba se tocó su pecho, y sintió como su corazón volvían a su ritmo natural, la sensación de peligro estaba pasando, por un momento pensó en seguir buscando el origen de aquel extraño escudo, pero antes decidió salir de la cueva.

Había vuelto a caminar recto por aquel sitio, después de avanzar durante unos diez minutos, la profesora sintió un escalofrió recorriendo su espalda, un extraño presentimiento se albergó en su mente, el sentimiento de peligro hizo que la profesora voltease a ver hacia atrás y observó una criatura horrible. Alba al mirar hacia atrás, observó a uno de los habitantes del sitio, la criatura que la estaba siguiendo, era una hormiga gigante de color rojo.

El corazón de Alba volvió a latir al ver tal peligro, pero esta vez la joven pudo controlar el miedo de. La primera impresión, y decidió correr hacia la salida. La hormiga viendo como su presa huía, comenzó a perseguir a la mujer.

«¿Qué rayos le pasa a este mundo?», se pregunto Alba mientras escapaba de su feroz cazadora y se volvió a preguntar, «¿Qué clase de dioses permitiría la existencia de criaturas como esa?

Había pasado unos minutos desde que la hormiga, comenzó a perseguir a Alba, la joven profesora ya estaba cansada, pero la adrenalina presente en todos los seres humanos, el instinto de supervivencia, y el miedo que tenía al imaginarse siendo presa de aquel gigantes yo insecto, hacia que la joven profesora olvidase el cansancio. En los pensamiento de Alba sólo había un objetivo, salir de aquella cueva, ella no sabía el porqué, pero sentía que al llegar a la salida aquel peligro iba a desaparecer.

Alba observó una luz, se dio cuenta que ya estaba apunto de llegar a su destino, y después de correr por unos kilómetros más, ella podía sentir la luz del sol tocando su cuerpo, la mujer se dio vuelta y observó que la hormiga que la estaba persiguiendo, decidió no proseguir más y volvió a la profundidad de la caverna.

«Estuvo cerca», pensó Alba que se sentó en el suelo, y respiro profundo.

El cansancio que había ignorado durante toda la persecución, se hizo presente cuando Alba se encontró fuera de peligro. Alba podía sentir como su corazón que hace poco estaba latiendo fuerte, volvía de apoco a su normal frecuencia de latidos. Alba volvió a respirar profundo, hace mucho que no tenía tanto susto seguidos, se quedó por media hora frente a la cueva y pudo descansar un poco.

«Ya ha pasado media hora, mejor que me aleje de este lugar», pensó Alba mientras se para, y agrego al pensamiento, «No quiero encontrarme con más hormigas gigantes, y pensar que en el mundo anterior, la hormiga más grandes eran las saifu, las cuales sólo vivían en África»

La profesora se sacudió sus ropas, observó el entonó en que se encontraba, se dio cuenta que en sitio era un bosque de altos árboles que parecía ser eucaliptos.

«Es un lugar bonito, es genial para hacer un picnic», pensó la joven Alba que comenzó a caminar por el bosque.

Alba encontró un sendero en el bosque, y decidió seguir aquel camino esperando encontrar algún sitio como una ciudad, pueblo o algún campamento con personas con las que pudiese interactuar y pedir un alojamiento. La joven profesora caminaba por en sendero, observando con atención el camino, mientras surgía una pregunta en su mente, ¿encontraría alguna especie asentamiento?.

Después de llegar a la mitad del camino, se encontró frente a una persona que lucia la misma piel que ella, el cual estaba haciendo un campamento. Alba aliviada por encontrar a una persona igual que ella, se acercó.





La nueva forja.cap 1





El Aviso De Los Dioses: Ojos En El Cielo.



 “La teoría de un niño dios que le demostraba a su maestro, que con sus poderes sobre la tierra podía crear situaciones inverosímiles, como una lluvia de pescados o la misma humanidad, era muy virilizada por varias páginas de Internet que tenía que ver con ocultismo y esas cosas, para mí esas cosas eran puras fantasías de mentes aburridas, pero ahora estoy atestiguando que esas teorías no era puras fantasías, pero hay una cosas que nunca los aburridos de la vida pudieron prever, que no es un solo niño, si no varios.”

La mirada de la joven profesora se posó en esos grandes ojos de colores escarlatas, los cuales estaban pegados por todo el cielo, mirando a todos los habitantes de la ciudad, ese evento era realmente inusual para todo el mundo, entonces desde el cielo se escucharon varias voces las cuales comentaron que iban a congelar a los humanos, para crear otra humanidad y otras leyes físicas. La profesora quedó impactada por lo que escucho. 

Alba Garnet una joven profesora de 28 años, con un tono de piel natural media morena, cuerpo esbelto y tonificado, la apariencia de su fino y limpio, las pupilas de sus ojos de color café claro, su cabellera larga ondulada de color rojo natural, piernas y brazos tonificado. La joven profesora era descendiente de una larga línea de herreros, que desde el siglo diecinueve habían dejado la herrería y se dedicaron a los negocios, creando fortuna que heredaron a sus descendientes. 

Cuando ella tenía ocho años sus padres murieron en un accidente aéreo, y su cuidado fue a parar a su tío, un hombre soltero que había decido no casarse ni tener hijo, pero a pesar de su decisión de no ser padre, fue un gran padre y cuidador para la niña. El tío de Alba era el dueño de una cadena de hoteles y hace poco había adquirido una gran empresa de videojuegos, tenía como pasatiempo la herrería, él incluso se había comprado un gran sector para hacer un taller. 

El tío de Alba había comenzado ese pasatiempo, al conocer el humilde origen de su familia, y aunque podía haber elegido otros tipos de entretenimientos acorde a sus riquezas, el hombre sentía gran pasión por aquel oficio abandonado por su familia, aquella fascinación se la traspaso a su sobrina.

Alba había decidido estudiar para ser profesora, ya que le gustaba enseñar y se sentía bien en una sala de clase, al terminar la universidad y como dictaba el testamento de sus padres, la joven profesora heredo la fortuna de sus progenitores, cuando obtuvo  la herencia, la joven agrego a su casa un taller de herrería.

Aquel día Alba se había despertado muy temprano, para terminar un proyecto de herrería que había comenzado algunos días atrás, era una gran hacha de doble cara hecha de acero, hojas de rubí, cada cara tenía la figura de la cabeza de un dragón, y el mango estaba hecho de oro, ella se podía permitir estos experimento por su cuantiosa fortuna. Alba se quitó sus lentes protectores y observo su producto terminado con una sonrisa.

—Al fin he terminado—Alba Exclamo con felicidad y agrego quitándose sus lente protectores y mirando la deslumbrante arma artística—Una gran hacha decorativa.

Alba observó la hora del reloj que tenía en su taller, y se dio cuenta que era ya las cinco de la mañana, la mujer decidió que era hora de prepararse para ir al instituto en donde daba clases, así que colgó el arma que había hecho sobre un pedestal, se quitó sus guantes protectores y los dejó sobre una mesa de madera, luego se retiro de aquella habitación y se dirigió al baño, al llegar se quitó su buzo y delantal que utilizaba para trabajar con metales. Y se metió a la ducha.

Después de bañarse y sacarse todo el sudor que había adquirido en la realización de el hacha, la joven profesora salió del baño y se preparo para ir al trabajo, se puso medias negras, una falda en forma de tubo de color azul, zapatos negros, una camisa blanca, una chaqueta de color blanca que me llegaba hasta las rodillas. La profesora se sentó en su la mesa, y comenzó a comer su desayuno, un café con tostada.

Después de tener todo listo, la profesora tomó su cartera y fue al instituto en donde trabajaba, sin saber que ya hace algunos días los divinos creadores del universo, se habían aburrido de los humanos, y habían decido volver a recrear todo, pero aunque estaban aburrido de la vida humana, ellos decidieron que harían que los seres humanos hibernaran. Como siempre la profesora había llegado al instituto, y habían empezados sus clases.

Había pasado una hora después del comienzo de clase, cuando se sintió un fuerte estruendo y varios rayos cayeron hacia la tierra, ese clima era inusual, pero dentro de lo normal, así que las clases continuaron sin contratiempos hasta que paso algo realmente inusual, aparecieron en el cielo varios ojos gigantes que observaban la ciudad. Todo el mundo observó este fenómeno anormal.

Alba observó con temor como las pupilas de aquellos ojos, se movían de forma frenética, este tipo de sucesos jamás se habían presenciado en la tierra, cuando los ojos dejaron de hacer movimientos erráticos y se quedaron fijos, se escucharon varias voces al unísono.

—Somos los seres creadores—Se presentaron las voces y agregaron—Todo lo que ven y ustedes mismos, fueron creados por nosotros, cuando estábamos aburridos, nos entretuvimos viéndolos, pero ahora volvemos a estar aburridos y hemos decidido, reiniciar todo, pero como ustedes son los seres que más nos entretuvieron, hemos decidido guardarlos.

Cuando las voces del cielo se callaron, el silencio reino durante unos segundo, mientras surgieron una variedad de pregunta en las mentes de los humanos, y entonces esas preguntas se convirtieron en desesperación, cuando se dieron cuenta que un extraño líquido de un color azul cristalino salían del interior de sus cuerpos. El líquido que salió del cuerpo de los humanos, se convirtió en una coraza de cristal que cubrió el cuerpo de los humanos.

«¿Qué rayos está sucediendo?», fue lo último que pudo pensar Alba, antes de que fuese cubierta por el cristal.

Los cristales se elevaron hacia el cielo, una variedad manos gigantes salieron de la altura,  tomaron las cristalinas corazas, y la arrastraron hacia arriba. La humanidad fue guardada y los seres divinos, continuaron con su plan de reiniciar el universo entero. El nuevo universo fue creado, y los dioses plantaron en la nueva tierra la nueva, está se basó en la historia y en los cuentos de fantasía de la antigua humanidad.

Los dioses también crearon una nueva humanidad, aunque está era igual que la antigua, había ciertas diferencias, entre estas se encontraba que habían diferentes razas de humanos, ejemplo de estos eran los semis-humanos, seres que eran mitad hombres y mitad animal, la nueva humanidad también podían utilizar magia, entre otros cambios. Los dioses también pusieron junto a los humanos otro tipo de razas fantásticas, como elfos y enanos, además de dragones, otros seres de la fantasía y de las mitología antigua.

Cuando ya terminaron su nueva creación, observaron felices como estas se desarrollaban, pasaron milenios observando y se estaban aburriendo, hasta que tuvieron una idea, iban a revivir a los viejos humanos, pero de apoco y cada cierto milenio, y eso hicieron. Los humanos guardados en los cristales revivieron en la nueva tierra, la influencia de sus corazas cristalinas, cambiaron su cuerpos, los ojos de la vieja humanidad se volvieron de color cristalinos azules, el sangrado provocado por las cortas de los cristales, se congeló y dejo extrañas marcas rojizas en forma de línea alrededor de los cuerpos de la antigua humanidad, que también observaron que sus pieles habían cambiado de color, estas se había tornado del mismo color que el cristal, y sus cabellos se había vuelto blancos.

Los viejos humanos confundidos, salieron a explorar aquel extraño mundo, y se juntaron las poblaciones de aquel mundo nuevo, esto llamaron a los viejos humanos gente de cristal o cristalinos. Los cristalinos se adaptaron al nuevo mundo, ellos crearon un nuevo país en aquel mundo, algunos decidieron aventurarse más por aquella nueva tierra, y convivir con más profundidad con los habitantes de la tierra, muchos de estos aventureros fueron importantes en las fundaciones de nuevos reinos, creando nuevas dinastías en antiguos reinos.

Los dioses vieron estos cambios, y decidieron seguir con aquella idea de liberar cada cierto tiempo un grupo de los antiguos humanos.

Entonces el cristal que contenía a la profesora Alba, se resquebrajo, permitiendo que la joven profesora pudiese salir de su lugar de hibernacion. Alba abrió sus ojos y observó que estaba en una cueva.

Alba estaba confundida, según la percepción de la profesora, hace poco ella estaba haciendo clases en el colegio.

«¿Por qué, estoy en este sitio?», se pregunto Alba que se paro de forma dificultosa, y entonces se acordó de los ojos, «Claro, aquellas voces que decían ser dioses, comentaron algo de una hibernación, ya que estaban aburridos y querían hacer un reinicio»